Entró en la reputada sastrería, en compañía de un amigo.
Le llevó más tiempo regatear el precio que escoger la tela, el diseño y tomar las medidas.
- ¿Por qué has estado regateando, si no piensas pagarle? -le comenta el amigo, al salir de la sastrería.
- Para que pierda lo menos posible.